El secreto sobre la revisión del acuerdo de submarinos de Trump sugiere que hay cosas allí de las que Australia no quiere hablar

El viceprimer ministro señala que se trata de un documento estadounidense, por lo que corresponde a los estadounidenses hacerlo público o hablar sobre lo que contiene.

Eso suena a justicia, pero en ese caso, el gobierno australiano tiene el deber ante el público australiano de exigir más transparencia a los estadounidenses y proporcionársela si se niegan. Cuando se le preguntó si pensaba que la revisión debería hacerse pública, Marles dijo: “No voy a dejarme engañar por eso”.

En la práctica, se nos dice que confiemos en el gobierno de Canberra –y, a su vez, que confiemos en la administración de Washington– y que dejemos que ellos lo resuelvan.

“La mayor parte de lo que aprendemos sobre AUKUS y las realidades industriales que lo rodean, lo estamos descubriendo a través del Congreso de los Estados Unidos y no a través de nuestro propio parlamento”.

Malcolm Turnbull, ex primer ministro

Claro, los gobiernos hacen esto todo el tiempo. Guardan secretos hasta que deciden qué hacer y están listos para anunciar una respuesta. Y éste es un acuerdo de defensa, que en el mejor de los casos difícilmente entra en el ámbito de la transparencia.

Pero también es un acuerdo que está costando a los contribuyentes australianos cientos de miles de millones de dólares y es fundamental para su seguridad futura. El nivel de desprecio que se muestra hacia el público votante es inmenso y merecen algo mejor.

“Por supuesto que debería hacerse público. Estamos gastando mucho dinero”, dice el ex primer ministro Malcolm Turnbull, crítico de AUKUS. “Se genera confianza con la verdad y la transparencia. De los tres parlamentos… el nuestro ha sido el menos curioso y el menos informado, pero es el que corre mayor riesgo”.

Turnbull elogió al Ministro de Industria de Defensa, Pat Conroy, por decir la semana pasada que tenía “los ojos claros” sobre los desafíos que rodean el lento ritmo de producción de los submarinos nucleares estadounidenses.

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“Eso es bueno, pero no creo que el público australiano entienda esos riesgos”, dijo Turnbull. “La mayor parte de lo que aprendemos sobre AUKUS y las realidades industriales que lo rodean, lo estamos descubriendo a través del Congreso de los Estados Unidos y no a través de nuestro propio parlamento”.

En lugar de la publicación de la reseña, los australianos tendrán que confiar en cualquier información imperfecta que los periodistas puedan obtener de fuentes en Estados Unidos, el Reino Unido y en casa.

Pero los políticos no pueden luego darse la vuelta y acusar a los periodistas de hacer escándalos o de negatividad cuando, para empezar, tuvieron la oportunidad de poner la verdad sobre la mesa.

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